Escuchamos de forma reiterada que vivimos en un mundo en que el cambio tecnológico ocurre cada vez con mayor rapidez y que por consiguiente, salvo a las generaciones que nacieron en la era web, les cuesta en mayor o menor medida adaptarse con facilidad a dichos cambios. Estos conceptos que no dejan de ser verdaderos son tomados como verdad absoluta y realidad única del inicio del siglo XXI. La irrupción de la tecnología y la información en nuestra vida cotidiana trae aparejado cambios que de una forma u otra debemos asumir. Sin embargo desde que la humanidad es tal, cada cambio ha traído resistencia y un período de adaptación necesario que algunos lograron con mayor celeridad que otros.
Hay una película que vi en los ´80 y que conseguí el año pasado en DVD que en su momento causó gran impacto, llamada “Quest for Fire (La guerra del fuego)” de Jean Jaques Annaud, donde la acción transcurre hace 80.000 años atrás y nos muestra cómo la introducción de la capacidad de producir fuego por propia voluntad genera una serie de cambios relevantes en la humanidad. La historia de la aventura de un grupo de hombres que conocen el fuego pero que no saben cómo producirlo y la búsqueda del mismo para asegurar su supervivencia y el encuentro con grupos proto humanos que lo desconocen y practican la antropofagia y el encuentro final con otros que a partir de dominar este elemento muestran una serie de avances en su vida como el cultivo de la tierra, la introducción del lenguaje y hasta una relación con el sexo y el deseo más parecido a como lo conocemos hoy, nos hacen caer en la cuenta que la evolución de la tecnología viene siempre aparejada a una modificación sustancial en nuestra forma de vida. Supongo que así como para nosotros hoy el uso de consolas de juegos donde el jugador mismo y su cuerpo reemplazan al joystick nos causa asombro, habrá ocurrido lo mismo con la rueda, la pólvora, la brújula, la imprenta, la electricidad, el telégrafo, la máquina de vapor, el avión, el teléfono, la calculadora, la máquina de escribir y así suma y sigue.
Quizás entonces la única diferencia es que una misma generación o mejor dicho en el transcurso de una misma vida los cambios que se producen son en más cantidad que los que vivió la humanidad entera desde sus orígenes hasta el día en que nacimos.
En cuanto al mundo del trabajo, hace una semana me preguntaba una periodista del Diario Financiero, si es que hay un cambio en como los ejecutivos de alrededor de 50 años enfrentaban hoy la adaptación tecnológica con diferencia a como lo hacían las personas de la misma edad en el pasado y debo reconocer que la verdad es que hay un cambio y este habría que contextualizarlo de acuerdo a la realidad organizacional actual y la inserción de la tecnología en el ámbito laboral.
Hace alrededor de entre 15 y 25 años en una oficina cualquiera aún había máquinas de escribir, en algunos casos telex, se incorporaban las primeras computadoras y faxes y las impresoras eran de matriz de punto. Pero lo más importante era que cada ejecutivo tenía una secretaria y que esta se ocupaba de todo lo que era el manejo administrativo/ tecnológico de las necesidades de su jefe, ella escribía las cartas, mandaba los teletipos o faxes, atendía el teléfono y manejaba su agenda.
Hoy la asistente ejecutiva atiende a varios ejecutivos a la vez, cada uno de ellos tiene su propio computador y además un teléfono celular inteligente, donde concentra todas sus necesidades tecnológicas, su Outlook maneja su correo y agenda y la sincroniza con la computadora ya sea portátil o de escritorio y con la que lleva su asistente y a la vez con la de sus colegas, él redacta sus propios emails y realiza y recibe de forma directa la mayoría de sus llamados. Además maneja sus contactos en las redes sociales y profesionales y esto es una tarea eminentemente personal donde nadie aceptaría la injerencia de otro. En resumen el mundo del trabajo es otro y lo que ha hecho el ejecutivo actual, independientemente de su edad, es adaptarse a él de lo contrario no podría trabajar. Ahora bien, ¿esa adaptación ha sido por obligación o simplemente para ser considerado cool o de vanguardia?
Una parte es seguramente por obligación dado que hoy el trabajo se “hace así” y no queda otra que adaptarse. Y la otra parte no sé si podríamos ubicarla en mantenerse a la vanguardia o si simplemente es la necesidad de conservar vigencia en el mercado, o sea conservar empleabilidad y ser elegible para un trabajo del siglo XXI.
A medida que las generaciones Y, X y los nativos digitales vayan creciendo y llegando a los 50 la evolución de la tecnología los irá acompañando y les planteará nuevos desafíos, a los que para conservar su vigencia deberán adaptarse inexorablemente.
No olvidemos que esto ha sido siempre así, cuando salieron las primeras grabadoras los niños podían manejarlas y sus padres no, así como con los proyectores de diapositivas, super 8, videograbadoras, ataris, nintendos, PC´s, mp3, celulares y así siempre. Sin embargo hoy los abuelos chatean con sus nietos, están en Facebook y suben fotos y videos en Youtube.
No sabemos los desafíos que nos pondrá la tecnología mañana y no tiene sentido temerle, dado que siempre termina por hacernos más fácil la vida laboral y cotidiana.
En definitiva es la normal evolución de la humanidad, con mayores o menores resistencias nos hemos ido adaptando a los cambios y hoy nos vemos perdidos si no disponemos de cosas o aparatos que hace 5 ó 10 años pensábamos que nunca aprenderíamos a usar.
